DESCANSO EN VILLA AVECIA (BOLIVIA 2006)

martes, 23 de noviembre de 2010

CARTAGENA—PANAMÁ (Cruzando la moto en velero)


Altos edificios blancos..............Cartagena anocheciendo............Cartagena de noche
Después de terminar con todos los preparativos previos a la partida, zarpamos desde el Club Náutico La Manga, de Cartagena de Indias, a las 19,15 hs argentina.
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El destino de esta travesía era el muelle o embarcadero panameño de Cartí, pueblo de los indios Kuna que habitan la zona desde antes de la colonia.

Ya anochecía y la luna en lo alto de un cielo despejado iluminaba nuestro pequeño entorno marino. Se destacaban con brío los altos y costosos edificios iluminados de Cartagena, todos pintados de blanco, como blanca es la cocaína, blanco el traje, los zapatos y los sombreros de los narcos, y blanco el “blanco” de la DEA: Los carteles de la droga.

Las luces de la ciudad encendida se reflejaban sobre el agua en un color rojo anaranjado con matices de un azul intenso. Parecía como si el mar de pronto estuviera de fiesta.

EL VELERO

......
El velero era pequeño. En él viajábamos 8 personas: 6 jóvenes extranjeros (2 noruegos, 1 alemán, 1 holandés, 1 australiano y 1 francés), el suscripto y el capitán, un inquieto alemán de 35 años que no se detenía ni un solo momento.

Los gabinetes donde nos alojábamos para dormir eran claustrofóbicos: 70 cms de ancho, 1,80 de largo y el alto… ¡Já! el de una persona sentada sobre el colchón. Tenían un ojo de buey por donde pasaba una tenue luz sin posibilidades de ventilación.

Al comienzo todo era novedad.

Al paso de las horas el viaje comenzó a volverse rutinario y cansador. Esto se agudizó debido a la falta de instalaciones adecuadas para la higiene personal. El único servicio que funcionaba era el inodoro. Y menos mal. No teníamos ducha; algunas de las rutinas personales como cepillarse los dientes, lavarse las manos, la cara, etc… debían hacerse en la pileta de la mini cocina, donde el capitán Hagen hacía la comida para todos. Un procedimiento antihigiénico desde todo punto de vista que soportábamos con paciente simulación. Por lo menos yo. No sé si los mochileros que me acompañaban también.

LA TRAVESÍA
Fueron 4 noches y cinco días cansadores y largos. La humedad, la lluvia, el calor constante y la falta de agua para la higiene (en especial para ducharse) fueron acumulando capas tras capas de grasitud; una mezcla de transpiración y crema protectora solar que hacía del disconfort una constante. En esas condiciones nos tendíamos sobre nuestras sábanas a la hora del descanso; que tampoco era un descanso porque debíamos turnarnos entre todos para hacer guardia durante la travesía nocturna ante cualquier emergencia con el velero. Por ejemplo, si se modificaba de improviso el rumbo que indicaba la brújula, o si aparecía de pronto algún crucero o cayuco en nuestra dirección de avance.

Al cabo del tercer día de navegación constante llegamos a la isla El Porvenir, dentro de las aguas jurisdiccionales panameñas, donde nos sellaron los pasaportes y certificaron nuestros ingresos a este país caribeño.

http://www.youtube.com/watch?v=h1rtw3vijGc

En los Cayos holandeses nos quedamos un día completo. Allí pudimos conocer algunas islas.


Palmas de coco.............................Contaminación alarmante.......Aguas cristalinas
La característica principal de éstos cayos es que están cubiertos de palmas de coco que es la planta típica del lugar, tienen una arena color café con leche claro, y sus aguas son extraordinariamente cristalinas y cálidas. Pero lo lamentablede estas bellezas naturales era la contaminación que estaban sufriendo sus playas debido a la irresponsabilidad de los que navegan sus aguas: grandes cruceros y veleros que por cientos las visitan.

Cayos holandeses: http://www.youtube.com/watch?v=cJjPXh1NxOc

También visitamos una típica isla poblada por los indios Kuna.

Isla de indios Kuna.......................Niño desnutrido...nnn.......Pasajes internos (Callejuelas)
Lo primero que me llamó la atención cuando desembarcamos fue la impresionante cantidad de niños que la habitaban. Niños que salían por debajo de las mesas, por detrás de las cortinas, por detrás de las “casas” constuidas en cañas y techo de totora; niños desnutridos algunos, niños felices todos.

¿Cómo hacían para estar todo el día en esos islotes o cayos, de una hectárea aproximadamente de superficie, viviendo hacinados, con lluvias constantes y limitados por el inmenso mar? Todos estaban alegres. Todos sonreían. Incluidos mis compañeros de embarcación. Todos. Menos yo.

BREVE HISTORIA

Indios Kuna en la actualidad
Kuna es el nombre de un pueblo amerindio, localizado en Panamá y Colombia. Es una de las pocas razas puras que existen en el mundo.

Se cuenta que los Kuna habitaban en la zona de Darién, frontera de Panamá con Colombia, y debido al maltrato y al intento de aniquilamiento a que eran sometidos por los conquistadores españoles, emigraron hacia el Archipiélago San Blas (Panamá).

Los Kuna viven, mayormente, en el sureste de Panamá, en aldeas asentadas alrededor de 360 islas y arrecifes, formando tres comarcas: Kuna Yala, Madungandí y Wargandí. También se los encuentra en las provincias de Panamá, Colón y Darién.

La legislación sobre territorios indígenas en Panamá comenzó a ser definida con la legislación de la Comarca Kuna de San Blas, en 1938, y con la definición de sus límites y administración mediante la Ley Nº 16 de 1953. Los Kuna se constituyeron así en el primer pueblo indígena que adquirió derechos sobre sus territorios. Desde entonces mantienen cierta autonomía político-administrativa.

La Antigua organización política de los Kuna se ha ido fortaleciendo a través de sus Congresos Locales (comunidades) y Generales (comarca); mantienen una fuerte cohesión del grupo y han podido mantener el poder de decisión sobre las actividades que se realizan en su territorio y ejercer el control sobre los recursos naturales y el aprovechamiento de otros recursos de la región entre ellos el del turismo.

En la actualidad la institución política fundamental del pueblo Kuna es Casa del Congreso, Onmaked Nega, que funciona en cada comunidad y que constituye un centro consultivo, deliberativo y ejecutivo a la vez que cívico y ceremonial.
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EL DESEMBARCO.
Ya cerca de Cartí, lugar para el desembarco, el Capitán muy suelto de cuerpo, me dice:

—Si ves un cayuco (Un bote de madera hecho por lo indígenas que cargan hasta diez personas) lo llamas. Debemos descargar la moto en él para llevarla a la costa y allí bajarla a tierra firme.
—¡¿Pero cómo… no la bajamos directamente con el guinche del velero en el muelle?!
—No, imposible. El velero tiene dos metros de quilla y al muelle no puedo llegar. El mar allí es poco profundo
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—¿¡Pero... por qué no me lo dijiste antes de partir…!?
—¡Porque tú no me lo preguntaste….!

¡Cabrón! ¡Cabrón! ¡Cabrón…! me repetía para mis adentros. Sos pura sonrisa antes de la partida, pura amabilidad y ya en plena travesía, cuando el poder absoluto está en tus manos, y nosotros somos simples objetos transportables, generadores de divisas, inútiles para cualquier acción..., muestras tu auténtica y brutal personalidad. Sos una reverendísima mierda.

De esta manera pude descargar la bronca que tenía.
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Narrar lo que fue desembarcar la moto entre dos indígenas kuna que estaban en el bote, y nosotros dos en cubierta con la moto colgada del guinche por sogas que yo desconocía en que condiciones de seguridad estaban, es narrar la peor experiencia que tuve en todo este viaje. La tormenta pegaba con fuerza, el agua no cesaba de caer a baldazos, los rayos enceguecían nuestra mirada y los truenos ensordecían nuestros diálogos. En esas condiciones constantes la pusimos en el bote, Dios sabe cómo….y partí agotado física y sicológicamente hacia la costa, en compañía de los otros tres, con la moto inclinada y sostenida como un toro mal herido, en un silencio ensordecedor que lo decía todo.

Al llegar a la playa necesitábamos 8 personas más para bajarla. Nadie quería colaborar. Había que levantarla entre todos para que pudiera superar los bordes del cayuco de más de 1 metro de altura. Menos mal que era un bote de madera por que la moto al rozarse con los altos laterales no dañaba su carnadura.
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Así, al cabo de varios intentos, con gritos, quejas y advertencias, pudimos descargarla y bajarla a la playa, en medio del agua no profunda y sobre la arena blanda en la cual se hundía. La dejé al costado del camino, regresé al velero, me vestí con el equipo pesado y negro para el viaje que sabía se iba a empapar apenas saliera del mismo, y regresé al muelle todo mojado. Instalé los tres maletines, los dos bolsos y el GPS. Puse la llave en el contacto, y previo elevarle una plegaria al Divino, lo encendí. Las luces se prendieron. Respiré aliviado. “Y si no arranca ahora…¡Já…! ¿¡Qué cuernos hago….!?
¡Brrrrrrrr….! Toc, toc, toc, toc….
Y comenzó el motor suavemente a andar. Perezosamente al comienzo, hasta que tomó su ritmo normal. No tuve duda alguna de que esta moto era la Reina del Camino.

La lluvia no se detenía por nada. Eran auténticos baldazos los que recibía sobre mi cuerpo. Me puse el casco, coloqué primera, partí y me paré sobre los dos pedalines delanteros para tener un mejor control del vehículo en la salida barrosa e inundada del inicio.
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Mi destino final de esta jornada era la ciudad de Panamá distante a 80 kms a través de caminos con subidas y bajadas muy, pero muy pronunciadas. Estaba feliz a pesar de los malos momentos. Esto era lo que me faltaba; lo que yo necesitaba: viajar en moto, no pasear en velero sedentariamente con un grupo de extranjeros que bebían Ron con Coca-Cola y fumaban porros nocturnos, descomponiéndose en carcajadas vacías por el efecto del alcohol y el alucinógeno. Una imagen patética que se repetía todas las noches y que mostraba el auténtico rostro vacío que es paradigma de nuestra temporalidad: Consumo, Hedonismo y Vacuidad. Las tres patas del Nihilismo posmoderno.

CIUDAD DE PANAMÁ

La ciudad desde Ancón.............La administración del canal.......El canal de Panamá
Es una ciudad como todas las ciudades, con su tránsito, sus trancones, sus semáforos, sus impaciencias. Pero tiene su encanto particular como lo tienen todas las ciudades.

El centro administrativo y comercial se desarrolló urbanísticamente, con sus modernos y altos edificios, fuera del casco antiguo. Este último, que podría ser explotado turisticamente, se encontraba bastante desmejorado, aunque en proceso actual de restauración.

Las mejores vista de la ciudad se dan desde el cerro Ancón. Desde allí se contempla el centro antiguo, el moderno y la maravillosa obra de ingeniería que es el Canal de Panamá donde circulan barcos de hasta 5.000 contendores de carga cada uno.

Actualmente se está ampliando para que puedan navegar buques con el doble de capacidad de carga. Vale decir 10.000 contendores. Se estima su inauguración para el año 2014.

(Mañana, Dios mediante, partiré para Costa Rica. Llegaré hasta una ciudad próxima a la frontera llamada David, en territorio panameño. No sé lo que allí me espera. Seguramente lluvia)

Ciudad de Panamá, 23 de noviembre de 2010
© Todos los derechos reservados

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Que experiencias! ¡Que relatos! ¡Cuanta adrenalina! y todos aquì a la espera de "este cuento de hadas", maravilloso Gù, mil felicitaciones por estar ya en Panamà sanos y salvos ; vos y tu moto compañera!!!!.- Desde aquì seguiremos juntos, vos entregàndonos lo mejor de tus vivencias y nosotros dando gracias a Dios por todo lo vivido, lo soñado, lo disfrutado, por la naturaleza, por sus colores, sus formas, su lluvia... por todo.-
Un beso de todos, que nos juntamos todas las tardes a leer tus narraciones y uno muy especial impregnado de Amor....de Paz... de Felicidad, de tu tìa Pelusita que demuestra dìa a dìa su emosiòn por tu valentìa y hombrìa de bien.Ella està muy orgullosa de que seas el protagonista de èsta maravillosa aventura. Te queremos mucho.- Chichì Funes

PEPA (pat gl) dijo...

que relato mi Diosssssssss!!!!!!!!!! yo no hubiese soportado ni diez segundos ese velero...jajaja...yo que quiero conocer C.de Indias quedè impactada con lo de "sus blancuras"! no lo habia visto desde ese lugar...te mando un abrazo querido Luis...te he abandonado en el viaje por unos dias pero ahora de vuelta en casa, retomo tus notas...aun no he visto a la gringa para saber si está mas al tanto que yo...bs ...)cuidate.

Roberto de SF dijo...

Hola Luis; magistral relato de cada situación,en verdad no es importante si te gusta o no, si reis o no, si llueve o no....creo q vivirlo es importante!!disfruta lo q venga, estas aventuras tienen lo suyo y vos lo sabes!! lo mejor siempre esta por venir...y gracias por dedicarle al menos una frase a "la reina" q te acompaña,la q nunca se rinde, fiel protagonista de tu viaje!!!un abrazo y hasta pronto!!!