DESCANSO EN VILLA AVECIA (BOLIVIA 2006)

sábado, 27 de noviembre de 2010

PUNTARENAS—MASAYA (350 Kms)


Energía Eólica en la campiña.....Vendedor sobre la ruta.............."Túneles" de vegetación
Me despedí de Michael´s, mi anfitrión americano, y partí temprano rumbo a Managua. El día estaba seminublado y amenazante de lluvia.
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Ojalá que no llueva. Y si llueve, me da igual. Al fin y al cabo lo único que hace la lluvia es mojar y refrescarme del excesivo calor de estas regiones. Nada más…”

A poco de andar el cielo se despejó completamente y el sol mostró toda su alegría y magnificencia.

Al llegar al límite entre los dos países —Costa Rica y Nicaragua—, me llamó la atención la gran cantidad de camiones estacionados sobre mi carril de avance, esperando su turno para ingresar a la frontera "Si esta es la cola, renuncio. No..., esto ya es demasiado para mí" Eran cientos de camiones parados con sus aburridos choferes al costado del camino, o durmiendo sobre hamacas colgadas de los acoplados, o debajo de estos, para descansar y refrescarse. Hacía dos días que esperaban.


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En estas condiciones llegué a la frontera con Nicaragua. Lo vivido allí lo dejaré para la imaginación de Uds. Fueron tres horas de trámites interminables en sectores distantes unos de otros, lo que hacía que todo fuera aún más complicado. Abundaban los gestores que te querían ayudar para facilitarte las tareas y ahorrarte tiempo. Tuve que acceder a los servicios de uno de ellos porque de lo contrario hubiese permanecido allí más de lo que permanecí.

Ah…, me olvidaba; y todo se pagaba; nada resultaba gratis. Todo: Migraciones U$D 12,00. Autorización para circular por el país con el vehículo U$D 18,00. Desinfección de la moto U$D 3,00. Sellado municipal U$D 1,00… y otros pagos más que no recuerdo.

Cuando salí de ese infierno de gente que va y viene con cara de disconformidad y muchas de ellas de indignación, respiré profundo y aliviado. ¡Qué alegría que es estar nuevamente sentado sobre la moto y sintiendo el aire que golpea mi cara!

Ya nuevamente en camino pude observar que la geografía de Nicaragua, por donde corre la panamericana, si bien era plana como en Costa Rica estaba menos forestada, más abierta, menos claustrofóbica, más luminosa.
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Por todos lados aparecían grandes carteles a todo color con la imagen del actual Presidente de la República, Daniel Ortega, y con el siguiente texto:
"Nicaragua, país Cristiano, Socialista y Solidario". Una extraña melange oportunista difícil de digerir.

Al llegar a la ciudad de Rivas, me detuve en una estación de servicio a preguntar a dónde podía conseguir un mata rutero. Es que viajaba por Centroamérica sin mapas, sin referencias, porque no se conseguían en ningúno de estos países.
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Allí me encontré con un ciudadano norteamericano, de Los Ángeles, que estaba bajando desde esta ciudad cinematográfica, por toda Latinoamérica en su vehículo Vitara 4x4. Viajaba sólo y pensaba llegarse hasta Ushuaia. Me regaló los mapas bajados por él de Google Map que tenía en su carpeta muy ordenada —como todo Yankee— y que ya no pensaba utilizar porque esos tramos de Centroamérica ya los había recorrido.

Me repitió lo que ya me habían advertido otros: que no me alojara ni entrara a Managua, que es una ciudad como San José muy peligrosa debido a las pandillas callejeras que allí conviven. Y especialmente de noche.
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Esa fue la razón —y muy a pesar mío— por la cual decidí quedarme en Masaya, ciudad pequeña, fea, pero de gente muy cordial y amigable, que está a tan sólo 50 kms de la ciudad capital.
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Pude constatar, como una opinión generalizada en este país, que la situación social y económica era mala. Que el pueblo estaba cada vez peor. Y que la razón de este drama era la falta de seguridad jurídica de los gobiernos socialistas de los últimos tiempos que ahuyentaban a los capitales extranjeros y generaban al final mayor pobreza que la pobreza que pretendían, de buena fe, erradicar. Como referencia estos son algunos datos significativos de la revolución sandinista que recogí: el sueldo de un maestro de escuela ronda en los U$D 150; el de un médico de hospital U$D 250; el ingreso de un taxista promedio trabajando a full U$D 100.
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En Masaya me quedaré un día completo para reponer fuerzas, organizar y planificar las próximas etapas, conseguir los planos ruteros que me faltan de Centroamérica y, fundamentalmente, para recuperar la serenidad que fue remplazada por una sutil excitación e irritabilidad que es desaconsejable a la hora de la concentración y la seguridad. Esta excitación e irritabilidad se daba en mí cuando el cuerpo y la mente me pedían un descanso. Eran sus advertencias. Yo sólo debía cumplir lo que me insinuaban: descansar.
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(Mañana continuaré, Dios mediante, hasta San Salvador donde pienso pernoctar. Según los "comentaristas" de circunstancias tengo 9 hs de jornada motoquera. Veremos qué me depara la frontera con El Salvador. Prefiero no pensar)

Masaya, Nicaragua, 26 de noviembre de 2010
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1 comentario:

Siloe_ Sombra dijo...

Sigo tus pasos... cuidate.
Un abrazo, Reme.